Cosas curiosas, desde hace más de dos mil trescientos años, gracias a Aristóteles, los sentidos son los cinco que todos conocemos llevamos varios siglos sin apenas cambios. Curioso, porque Aristóteles enumeró los cinco, pero después dijo que eran cuatro, juntando el gusto y el tacto en uno sólo. Pero ya Platón, su maestro, mencionaba 8 sentidos: vista, oído, olfato, calor y frío, placer, dolor, deseo y miedo.
Pero la ciencia ha avanzado mucho en dos milenios, y lo creáis o no hay bastante consenso sobre que el número de sentidos de nuestro cuerpo es más de cinco, aunque ése número inventado se haya quedado en el inconsciente colectivo.
Sentidos místicos
La idea de que algunos o todos tengamos más sentidos ha estado allí desde hace milenios, y tomando como verdad absoluta que fueran cinco, se han imaginado innumerables versiones del Sexto Sentido: una manera de conocer cosas que no se podrían conocer por los sentidos normales. En esa clasificación entra todo lo místico, el Tercer Ojo como la telepatía o la capacidad de sentir o ver espíritus. Para los budistas, el sexto sentido es el cerebro, con todas sus capacidades místicas y la posibilidad de sentir directamente.
Sentidos reales
Pero la ciencia sí ha identificado otros sentidos. Científicamente. He buscado en Internet y la verdad es que he encontrado pocos listados tan extensos como el artículo «The Senses: Sixth, Seventh and Secret» de Art Chester, del que tomo algunas ideas.
El sentido más reconocido y más mencionado como sexto sentido real, y que yo descubrí gracias a Oliver Sacks) es la propriocepción o sentido del espacio, incluyendo el movimiento y la posición del propio cuerpo. Es algo tan innato que ni lo pensamos: con los ojos cerrados somos capaces de saber en qué lugar y en qué posición tenemos nuestra mano, gracias a todos los sensores internos de nuestro cuerpo. Pero alguien con el sentido de la propriocepción dañado necesita mirarse la mano para saber dónde la tiene. Otro trastorno famoso de la propriocepción es la sensación de miembros fantasma que sufren aquellos que han perdido un miembro.
Tradicionalmente también se ha mendionado el sentido del equilibrio,. Aunque éste, con sensores y órganos independientes, es catalogado como parte de la propriocepción por algunos listados, la verdad es que cuenta con sus propios males y consecuencias.
Algunos de los sentidos que también quedan fuera de los cinco clásicos son (incluyendo los de Platón mencionados antes):
- Sentido de la temperatura (frío y calor)
- Sentidos internos: falta de oxígeno, hambre, sed, tensión muscular, dolor (más allá del tacto)
- Sentido de cambios de presión (aunque éste viene por cambios en el sentido del oído)
- Sentido del (paso del) tiempo (aunque, como nota personal, éste suele ser bastante poco fiable en general, salvo entrenamiento)
Más allá del ser humano
No nos olvidemos de aquellos animales que tienen sentidos que el ser humano no tiene. ¿Algunos ejemplos?
- La ecolocación o sónar con que cuentan los delfines o los murciélagos
- La electrodetección que tienen algunos peces, las rayas, los delfines y las abejas entre otros
- La magnetorecepción o capacidad de detectar y seguir campos magnéticos, usada por muchas aves y peces migratorios, tortugas, etc.
Estos tres hemos sido capaces de replicarlos gracias a la tecnología. Pero descubrir que hay capacidades más allá de las humanas nos lleva a la imaginación de nuevo, y de nuevo a los sentidos místicos de los que hemos empezado hablando. Quizá hay otros sentidos posibles, y quizá sólo vemos la punta del iceberg…