Cicerón escribió en el año 45 antes de Cristo un libro llamado «de Finnibus Bonorum et Malorum» (Los Extremos del Bien y El Mal). Este libro es un tratado de teoría de éticas. En algún punto entre sus secciones 1.10.32 y 1.10.33, pone:
«Neque porro quisquam est, qui dolorem ipsum quia dolor sit amet, consectetur, adipisci velit, sed quia non numquam eius modi tempora incidunt ut labore et dolore magnam aliquam quaerat voluptatem.»
La traducción sería:
«Tampoco hay quien ame, persiga o desee obtener el dolor en sí, por ser dolor, sino porque en ocasiones la fatiga y el dolor puedan procurarle un gran placer.»
Durante el Renacimiento, este tipo de tratados sobre ética se popularizaron mucho. En algún momento del siglo XV, seguramente algún impresor se enfrentó a la tarea de mostrarle a un posible cliente cómo eran sus tipos móviles, cómo quedaban sus impresos. Pero tenía un problema: si ponía un texto con sentido, la gente se perdía leyéndolo. Si se limitaba a poner letras al azar, el resultado no se parecía a un libro. ¿Cómo lo solucionó?
Cogió fragmentos del texto de Cicerón y escribió:
«Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua«
Debió de tener mucho éxito, porque pronto otros impresores comenzaron a imitarle, y pronto el lorem ipsum se convirtió en el texto de relleno más usado de occidente. Y los siglos pasaron, y siguió usándose.
El salto a la informática
Una utilidad interesante para probar maquetaciones es generar un texto aleatorio, y puedes hacerlo. En internet hay muchos generadores online. En el Microsoft Word, escribe:
=lorem()
y pulsa el salto de línea. Te generará un montón de texto lorem ipsum. Si escribes «=lorem(2,5)», te generará 2 párrafos de cinco líneas. O si escribes «=lorem(100,30)» llenas 32 páginas sin esfuerzo… Y sin sentido.
Fuentes: