«Los tiros de la vida real (…) no suenan como los de Hollywood o Almería. Los tiros de la vida real suenan a la guadaña del segador haciendo su trabajo. Suenan a vidas cortadas por los pies, a gente que, sin contacto con el suelo de la realidad, se bambolea durante unos instantes y cae sin posibilidad de volver a levantarse. Los tiros de la vida real suenan a miedo y odio y desesperación. Suenan a muerte.»
Primer borrador de «La otra orilla«, Adolfo González-Uzábal