Documentación versus Ficción

Reconozco que a veces me pierdo documentándome. Si un personaje encuentra un sestercio, me gusta saber cómo eran, cuántos tipos distintos se acuñaron, qué motivos tenían… Incluso por el camino me puedo aprender cosas como que el Oricalco, material legendario inventado por Platón, para los romanos no era sino valioso latón dorado. Y por el camino puedo decidir cambiar el sestercio por un rarísimo as de oricalco.
Y allí la documentación se convierte en una ficción creíble.
Un as romano (evidentemente, ni el as de copas ni el de espadas)
Fuente: Wikimedia
En el extremo opuesto tenemos la falta más deleznable de documentación, algo que en la ficción de consumo rápido actual se ha convertido en habitual. Recuerdo que hace unos años los jueces de EE.UU. se creyeron tanto los episodios de CSI que las pruebas científicas llegaban a ser decisivas en algunas sentencias, y que los propios jueces se sorprendían de que un análisis de ADN costara más de 1 minuto, como en la serie.
En tecnología los fallos de documentación suelen ser flagrantes. Como cuenta el Sr. Nimoy en su artículo sobre su trabajo en Tron Legacy, sufrió al ver que en la película Hackers (1995) un salvapantallas con ecuaciones mostraba que el hacker había logrado su objetivo, y también sufrió con Swordfish y Parque Jurásico. Se alegró de ver cómo Trinity usaba nmap en Matrix, pero volvió a sufrir cuando nmap se convirtió en la panacea de Hollywood y se usaba hasta para obtener contraseñas. Por eso, cuando le dijeron que el objetivo era parar un video que se mostraba en bucle, usó un sencillo «kill -9».
El Hacker de Tron Legacy usando el simulador de Hanoi en su emacs
Fuente: JT Nimoy.
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Pero la documentación no es sólo necesaria en tecnología. Un el decimotercer episodio de la segunda temporada Fringe, «What lies below«, se menciona de pasada la teoría de la Catástrofe del Lago Toba para, añadiéndole otros elementos, desarrollar la trama, pero sin contradecir nada de la propia teoría. En el decimosexto episodio de su tercera temporada, «Os«, en cambio, un experto científico dice sin pestañear que el osmio (Os en la tabla periódica) es el elemento más pesado. Y es bastante denso, pero el plutonio lo es más, como aclaran en la web de divulgación científica Weak Interactions.
Supongo que el problema no es tanto la falta de documentación sino que el narrador no activa nuestra Suspensión de la Incredulidad. Si la historia transcurre en nuestro mundo, confiamos en que sea coherente con nuestro mundo. Si Trinity hubiera manipulado cadenas flotantes de letras verdes, no habría sido realista pero sí coherente con su universo y nos lo habríamos creído. En el mismo Tron Legacy, el comando kill es coherente con ese momento de la película, pero cuando entran en el mundo virtual todo se vuelve más mágico y no desentona. Porque, a veces, y sobre todo al trabajar con ciencia y tecnología, es necesario llegar más allá de la documentación, adentrarse en el terreno de la imaginación y construir lo inconstruible. A saber cómo sería el mundo si el Sr. Verne nunca nos hubiera hecho viajar a la luna.

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