Lo detuvieron poniendo una bomba bajo la torre eléctrica. En el juicio se defendió histérico de volar ferrocarriles, molinos y grandes esculturas: «Sois esclavos del hierro. Se ha infiltrado en nuestra sangre y os induce a buscarlo, desenterrarlo y darle forma de gigantes. Pasais la vida defendiéndolo y sirviéndolo, pensáis que lo usáis pero es al revés. ¡Rebelaos contra la tiranía férrica!» Lo condenaron los hombres, pero lo encerraron tras barrotes metálicos.
Octubre de 2011