Él había sido un hermoso copo de nieve, brillante, simétrico y ligero. Había visto el mundo desde arriba, disfrutado de la libertad del viento. Le gustaba recordarlo, aunque se burlaran el resto de gotas de agua con las que compartía prisión. Él había sido un copo de nieve, y no esos brillantes impostores.
Octubre de 2014