Volvió a cerrar la ventana. A través del cristal, aquella niña mirándola triste. Volvió a abrirla, y desapareció. Intentó mantenerle la mirada, desafiante. Abrió y cerró intentando espantarla. Le gritó sin éxito que se fuera, que la dejara en paz. Finalmente golpeó el cristal, que llovió en pedazos sobre sus pies. Pero era tarde: la imagen ya se reflejaba por dentro de sus pupilas.
Mayo de 2012