La semana pasada improvisé un artículo muy cutre, para qué engañarnos, en el que lo único que hacía era ponerme en evidencia por no haber escrito nada cuando hay tanto sobre lo que escribir.
Encontrar métodos para enfrentarse a la hoja en blanco y tener ideas es lo más fácil. Basta con una sencilla búsqueda. Entre las alternativas: cambiar de actividad, dar un paseo, dormir, jugar a algo, cambiar de postura, volver a empezar desde cero, buscar opiniones…
Hoja en blanco. Fuente: el blog del Sr. Coloma. |
Mi método particular (cuando no necesito desconectar pero me bloqueo igual) es buscar información aleatoria: abro el diccionario por una página al azar, señalo una palabra sin mirar, la leo y pienso sobre ella. Parto de la premisa de que hay más ideas fuera que dentro de mí. Una variante sería elegir una página aleatoria de la wikipedia o usar alguna página de «Random search«.
Y como no hay nada mejor que un ejemplo, vamos a por él. Supongamos que Lorena y Tania, dos archi-rival, han sido encerradas juntas por unos enemigos comunes en la celda de un monasterio de clausura. Fuera, unos hombres apostados vigilan. Y ellas quieren escapar. ¿Qué hago?
En una celda de clausura hay pocas cosas para usar… Fuente: Fotos del Apocalipsis (lo que se encuentra uno en Internet…) |
Como no estoy demasiado inspirado, y sabía que iba a llegar ese momento pero no los detalles concretos (los personajes al final te hacen una faena) pero además acabo de escribir todo lo anterior y no me planteo reescribirlo para cambiar la situación, abro el diccionario al azar y busco.
<en tiempo real, buscando…>
«Dinero«. ¿Pueden comprar a sus guardias? Mmm… Creo que no. Vuelvo a probar.
<hojeando sin mirar, señalo y…>
«Colectivista«. Vaya, esa palabra no la uso a menudo. Aprovecho y me la leo. Pero no se me ocurre cómo me puede servir…
<tercer intento…>
«Encendedor«. Espera, estaría guay que hubiera un encendedor, pero no creo que en un monasterio de clausura fumen… Pero sí puede haber velas… Y si hay velas…
Y voilá, de primeras nunca se me habría ocurrido prenderle fuego al monasterio para que mis protagonistas puedan escapar, pero quizá no sea necesario. O quizá sí. Puede ser un claro homenaje a La Última Cruzada, por ejemplo.
A mí me funciona, y es el método que más uso, pero reconozco que todos son útiles en alguna ocasión.