La niña lloraba en mitad del prado con una flor en la mano.
– ¿Por qué lloras?
– Es por esta flor. Me pincha y está marchita, es fea, no me gusta.
– ¿Y por qué la tienes?
– Cuando la cogí, me pareció bonita, brillaba, no sabía lo que iba a pasar.
– ¿Y por qué no la dejas y coges otra?
– Porque la quiero.
agosto 2008