Un día cualquiera, uno está en Austin, TX, por motivos de trabajo y llega cansado al hotel y sin ganas de cenar ni tomar nada, pero le convencen para tomar algo ligero y rápido. Así que, tras callejear un poco, se escoge el Frank Hot Dogs, un antiguo garage convertido en sitio de perritos calientes.
Frank – Hot Dogs – Cold Beer Fuente: Google |
Parece un sitio adecuado para comer algo rápido. La decoración interior es extraña, combina lámparas de cristal con paneles de conglomerado y sillas de hierro que podrían estar en un jardín. Pedimos mesa y pronto se nos presenta la camarera, una joven Srta. Kristin que nos comunica que en seguida estará con nosotros, que no nos marchemos. Los camareros en EEUU son especialmente simpáticos: si en España alguien te ríe un comentario que haces aunque no tenga nada de gracia, hay tema; si ocurre en EEUU, y ese alguien es un/a camarero/a, no te hagas ilusiones: es parte de la atención al cliente.
Tras repasar la carta, elijo un perrito «Jackalope», que lleva una salchicha de antílope, conejo y cerdo, compota de arándano, alioli y queso cheddar. De beber, te helado (ice tea) que me sirven en un bote sin tape.
Bote-vaso de bebida Fuente: Frank’s web |
El perrito pica horrores, pero está bueno y, como es pequeño, se acaba con facilidad antes de que mi boca se deshaga del todo. Eso sí, acompañado de «bote» y medio de té. Pido la carta de postres y me llevo la gran sorpresa al encontrarme cosas como «Bacon cubierto de chocolate» o la «Frankencookie», una galleta de pepitas de chocolate, nuez, arándano y bacon, acompañada de bacon caramelizado y helado de café… La duda es demasiado grande, y pido uno mientras el Sr. Warren se pide un cocktail. El bacon caramelizado se pega por toda la boca, a los dientes, al paladar, e incluso a la lengua. La combinación de sabores es indescriptible, pero agradable.
Mientras, empiezan a montar el escenario. Todos los días hay música en directo en Frank, y hoy actúan Son y No son, Kiko y Tiburón. Austin defiende ser la Capital Mundial de la Música en Directo y son muchos los bares, restaurantes y garitos que acojen conciertos a diario. Sobre el escenario van apareciendo una batería, un contrabajo, unas trompetas, un teclado, y todos los micrófonos asociados.
Grupo Son y No Son Fuente: ellos mismos. |
Al rato empieza a sonar música caribeña. Kiko, el cantante, es colombiano. Suena una cumbia. Después un poco de jazz. Ya son las once y mañana hay que madrugar. Nos levantamos y nos vamos.
De regreso al hotel, comento que tengo que escribir algo en mi blog para mañana, que no tengo nada preparado. La respuesta del Sr. Warren es fulminante: acabo de beber té en un bote, de comer bacon caramelizado, y de asistir a un concierto, ¿y no tengo nada sobre lo que escribir? Tiene toda la razón del mundo. Cuando llego a mi habitación, enciendo el ordenador y empiezo a escribir: «Un día cualquiera, uno está en Austin…»