Como todos sabréis, los tiburones y las rémoras viven en una especie de simbiosis en la que la rémora se alimenta de los parásitos del gran depredador, a cambio de proteción y restos de la caza. Es un ejemplo de comensalismo que me ha inspirado una bonita fábula para la época en que vivimos.
Viñeta del genial Sr. Rábago García |
Había una vez un mar lleno de peces donde los tiburones comían y comían sin preocupaciones, engordando tranquilos. Cuanto más comían, más peces parecía haber, y los bancos se multiplicaban sin fin. Los tiburones tenían unas remoras que cuidaban de ellos y que, debido a la ceguera de éstos, los guiaban con tiento a los bancos con más peces.
Pero llegó un día aciago, y el número de peces decreció, como cualquier biólogo marino te diría que ocurre cíclicamente. Los tiburones seguían comiendo voraces, y los peces vieron que cada vez quedaban menos. Asustados, se juntaron una noche a hablar del problema que tenían.
«Esto va a acabar mal«, dijo uno. «Los tiburones se han acostumbrado a comer mucho y ahora todo les sabe a poco. Seguirán así hasta que acaben con todos nosotros, y entonces lucharán a dentelladas entre sí. Dentro de poco no quedará vida aquí«.
«Sólo hay una solución«, propuso otro. «Matemos a los tiburones antes de que ellos acaben con nosotros. Es la única manera de salvar el mar«.
«¿Y si convencemos a las rémoras de que les den de comer cada vez un poco menos, hasta que se acostumbren?«, propuso un tercero.
Todos se echaron a reír.
«Eso no funcionará«, le dijeron a la vez. «Las tripas de los tiburones están hinchadas y no son fáciles de saciar. Su apetito crece cada día aunque cada vez haya menos alimento. Las rémoras lo saben, y por eso buscan los bancos de peces, cada vez con más ansia. Su propia comida depende de ello. La solución nunca vendrá por las rémoras«.
Esta fábula tiene muchos finales posibles, pero el verdadero está aún por escribir, como habrá notado el lector perspicaz. Y no seré yo quien diga qué final es el mejor, porque resulta evidente.
Tiburones financieros acogiendo a una nueva rémora Fuente: el blog de la Sra. Deeliiaa |
Es curioso cómo el término de tiburón financiero está muy extendido, pero el de rémora financiera lo está menos, cuando ocupan tantos puestos de responsabilidad política, siempre alimentando a los tiburones mientras sueñan en engordar lo suficiente para convertirse en tiburones de pleno derecho. Y es curioso cómo algunos siguen pensando que las rémoras financieras son las personas adecuadas para poner a régimen a los tiburones cuando hay menos para comer. La segunda acepción de rémora en la RAE lo deja muy claro.
NOTA: Los tiburones no son ciegos. Durante mucho tiempo se creyó que sí y que las rémoras les servían de guía. Pero, aunque no sea cierto, lo necesitaba para la fábula, perdonen la incorrección científica.