Leyendo una interesante investigación sobre el pasado del Barrio Gótico de Barcelona (que fue reconstruido en el siglo XX imitando estilos muy anteriores como atracción turística, y yo fui el primero en creérmelo), me encuentro con una frase muy interesante:
«los patrimonios falsificados son parte integrante de la realidad de grupo, (…) y descubrir que las tradiciones veneradas son invenciones recientes, deja indiferente a casi todo el mundo»
Fachada de la catedral a finales del siglo XIX y en 1913. Fuente: estudio del Sr. Cócola Gant Fuente original: Florensa i Ferrer, 1968. |
En su tesis doctoral, el Sr. Cócola Gant cuenta algunos temas que me parecen interesantes para su uso futuro y, como este blog no es sino un cuaderno de notas, paso a enumerarlos:
- Existe un conflicto entre la historia real y la historia comercial, como producto. Más allá de que se construyan edificios modernos en estilo antiguo y se confunda a los visitantes (con intenciones turísticas o incluso políticas), existe el riesgo de que esa confusión acabe calando en los propios investigadores. Por ejemplo, dice el Sr. Cócola Gant:
- «los autores que han analizado la arquitectura urbana medieval de Barcelona, sobre las ventanas coronelles afirman que es uno de los elementos que permiten tanto datar a un edificio como medir la posición social de sus habitantes[123]. Sin embargo, ¿es auténtica esta información que nos aporta si se han recolocado o incluso inventado un total de 82 ventanas coronelles entre 1905 y 1970?«
- «Lo que Puig i Cadafalch definió como «casa catalana» sirvió como modelo ideal por encima de la realidad documental de muchos edificios, transformando la materia en función de una idea. Este modo de actuar ejemplificaba cómo es posible convertir una selección subjetiva del pasado ―esa frontera de nacionalidad artística― en la propia realidad objetiva, ya que si bien Puig i Cadafalch reconocía que este tipo de casas prácticamente no se conservaban en Barcelona, en la actualidad es la tipología monumental que más se repite por toda la ciudad. «
- Este movimiento de «recreación» comenzó en Estados Unidos, donde andaban faltos de monumentos antiguos y comenzaron a exportarlos desde Europa. Dice el autor que «Mientras que en la vieja Europa la historia como recurso había originado la demanda turística, en Estados Unidos, conscientes de que existía la demanda, inventaron el recurso«. Pero, mientras en en EEUU no tienen tapujos a la hora de declarar algo como reconstruido, en Europa no se propaga con la misma alegría: aquí existe la competencia directa de lo históricamente verdadero.
El autor hace una mención a 1984, donde la historia se reescribía continuamente para que el presente no la contradijera, y como algunos grupos políticos hacen uso de la arquitectura para ello. Pero el uso puramente turístico no deja de ser increíble. Me vienen a la memoria castillos restaurados, convertidos en hoteles o centros turísticos.
Cuando visité la Aljafería, una de las cosas que aprendí fue que antes la restauración de edificios intentaba recuperar el aspecto original, pero que en la actualidad se intenta que se distingan los restos conservados de los añadidos modernos. Por suerte, allí allí saltaban a la vista los adornos viejos y nuevos, las piedras antiguas y recientes. Pero no siempre es así. ¿Cuántos falsos monumentos estaremos acostumbrados a ver?
Palacio de la Aljafería, Zaragoza. Fuente: la página fundada por el Sr. Wales |
Y, más inquietante aún, ¿hasta dónde es cierta la historia que conocemos?