Discípulo y maestro se imaginaban mutuamente. «No existes fuera de mi mente», decía cada uno. «Pero me aportas lo que necesito». Cuando les llegó la Iluminación, se deshicieron con sus sombras.
Septiembre 2011
Discípulo y maestro se imaginaban mutuamente. «No existes fuera de mi mente», decía cada uno. «Pero me aportas lo que necesito». Cuando les llegó la Iluminación, se deshicieron con sus sombras.