Lo importante no es el destino, sino el camino, y eso se nota especialmente en vacaciones. He llegado a un nuevo destino, un nuevo septiembre lleno de sorpresas, de cambios, pero lo importante ha estado en el camino. Y he llenado el verano de lecturas, he descubierto lugares nuevos como el planeta Naboo, me he encontrado con viejos amigos, he perdido un buen montón de citas por un error (y recuerdo que había subrallado unas cuantas en «Yo, Claudio» y «El fin de la Eternidad»), he nadado, andado, volado y soñado.
Y ahora comienza un nuevo camino. Nuevos viajes, esperanzas, oportunidades. Tal y como planeé, me he instalado el Scrivener y he metido en él todo lo que llevaba del Proyecto Polonio. De momento, la curva de aprendizaje es tan rápida como preveía, y la herramienta parece lo bastante potente como para aceptar casi toda la información que tenía recopilada y la planificación inicial. Echo de menos la capacidad de poder definir más «custom fields» y de más tipos. Están «Label» y «Status», que se pueden renombrar y redefinir como se quiera, por ejemplo como «Punto de Vista» o «Acción principal». Pero no puedo poner más atributos, y no puedo hacer que sean atributos numéricos (como, tal y como permite yWriter, definir el nivel de acción, romance, descripción, etc.)
Y, si el camino no me lleva lejos, nos veremos en el Patio de la Infanta, envueltos para relato.