Los hombres son como las castañas que te venden por la calle: cuando las compras están todas calientes y huelen bien, pero a la que las sacas del cucurucho se enfrían en seguida y te das cuenta de que la mayoría están podridas por dentro.
"El Prisionero del Cielo", Carlos Ruiz Zafón
0 comentarios:
Publicar un comentario